de plumavit con algodón de azúcar <

pero si tú sabes mejor que freud que mi inconciente puede más que las distancias, que esas las quiebro yo como si fueran de plumavit, que no quiero razones, motivos, excusas, perdones, disculpas, gritos, llantos, enojos, peleas, reclamos, pataletas, ni shows ni quiero algo normal, quiero que me apretes tan pero tan fuerte que traspases las barreras físicas, tan fuerte tan fuerte, como para atravesar y no salir de tu corazón duro, medio impregnado de smog, a veces, algo duro de roer *

ojalá las nubes no te emborrachen, aún

que tus caricias se graben a fuego en mi piel, porque del fuego tuyo y mío es que han nacido, quiero que perduren, más que en mi piel, en tu alma, que no se pierdan contra el viento, y que nadie se las lleve por lo menos en un buen tiempo más, que tu ya sabes bien que no las quiero compartir con nadie, que se hagan mías como tus sonrisas, que no se las lleve nadie, que se graben a fuego sobre mi piel +

se me escapan las ganas +

y sí, me pasa cada vez que digo que nunca te importe... tengo unas ansias de no se que, de sentir tu voz rozando ese silencio blando, que en verdad lo creamos tu y yo, porque en estas cirscuntancias la verdad es que preferiamos que no haya ruido, porque así se oye mejor tu pasión, tu pasión que me quema el alma y los sentidos,

me vuelve un poco inútil para las cosas normales, pues contigo las cosas dejan de ser normales

en una milésima de segundo, entonces sólo de este modo caigo dentro de tu nube, y la verdad nunca supe muy bien como logré llegar a ella, aunque presiento que yo lo busqué todo, haciéndome un poco la tarada pensaba en como decirte lo fascinantemente raro que me parece todo, pero no me salen las palabras porque los apretones y abrazos y besos se me escapan primero, como si fueran de humo para colarse a través de todo, y así te atraviesan y se cuelan también en tu cuerpo que de noche sabes bien que me vuelve un poco incontrolable, pero y qué? si ambos sabemos que a ti te pasa exactamente igual que a mí, y que los que creíamos eran susurros en tu habitación, no eran tan susurrados, si no más bien explosiones hormonales con algo de ternura previa, y sí, de nuevo recuerdo que tengo ganas de no se que, de sentir tu voz rozando cada vez más fuerte este pedazo de alma que llevo dentro.